POSTALES :: TUCUMAN
De la selva a las alturas de los Andes
El Parque Nacional Campo de Los Alisos es un refugio de flora y fauna que alberga una antigua ciudadela inca.
Pablo Bizón. ESPECIAL PARA CLARIN.
En el sudoeste de la provincia de Tucumán se levanta -literalmente-, uno de los parques nacionales menos conocidos y de mayor biodiversidad de la Argentina. Creado en 1995 a 104 kilómetros de San Miguel de Tucumán, en el límite con Catamarca, las 10.600 hectáreas del Parque Nacional Campo de los Alisos protegen un área de selva y bosque montanos y bioma altoandino. Desde su acceso en el Paraje Las Jayas, a 800 metros sobre el nivel del mar, hasta su límite oeste, a más de 5.000 metros, un sendero bien definido vincula distintos ambientes y ecosistemas. Recientemente, Parques Nacionales acordó la compra de un predio contiguo de 7.600 has, con lo que la superficie total de esta área protegida pronto crecerá a 18.000 hectáreas.
Tierra de trekking
Los Alisos se encarama sobre la ladera oriental de los Nevados del Aconquija, cadena montañosa que constituye una prolongación de las Cumbres Calchaquíes. Es el territorio ideal para el trekking de montaña y alta montaña o las cabalgatas, ya que visitarlo desde el lado tucumano -también se puede acceder desde Catamarca- es como ir subiendo una inmensa escalera natural que asciende más de 4.200 metros, que en cada escalón permite el acceso a un nuevo ecosistema, la mayor parte en la ecoregión de las yungas.
La parte más baja, en torno de los 800 metros, es territorio de la selva montana, con laureles, nogales, horcos molle, talas de selva, tabaquillos y cochuchos. A partir de los 1.000 metros la caña brava pasa a formar parte del denso sotobosque, y ya a los 1.500 metros de altura el sendero se interna en el bosque montano, con pinos del cerro, alisos del cerro, nogales, saucos y amancay, que en primavera despliega sus enormes flores rojas. En la zona más alta -a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar-, la ecoregión altos andes se caracteriza por su clima frío y las nieves eternas. No es raro que en pleno verano allí arriba pueda haber cero grado mientras a pocos km, en la zona baja, el termómetro se acerque a los 30 grados. Las lluvias de verano y el frío del invierno complican las visitas, que por ello suelen realizarse en otoño y primavera.
Las alturas son también terreno de pequeñas poblaciones de tarucas -venados andinos, parientes del huemul patagónico-, que estuvieron próximos a la extinción, pero que ahora, gracias a los cuidados, empiezan a repoblar el Parque. Por eso esta área fue declarada «zona de silencio»: en los sitios de acampe cercanos no se pueden desafinar canciones al calor de un fogón. A más de 3.000 metros, junto a yaretas y yaretillas, anidan también aves como la quiula puneña, y no es raro encontrarse con cóndores, halcones peregrinos, roedores como el pericote grande, la rata andina y una especie de oculto o tuco-tuco. Entre los mamíferos, además de las tarucas, se ven guanacos, zorros colorados, gatos monteses y ositos lavadores.
El sur del Kollasuyu
Entre tanta naturaleza destaca una de las joyas más preciadas del Parque: las ruinas de la Ciudacita o Pueblo Viejo y Santuarios de Altura, uno de los bastiones del límite sur de la que supo ser la provincia del Kollasuyu del imperio Inca. Más de cinco siglos atrás, bajo el reinado de Tupac Yupanqui, los incas incorporaron al Kollasuyu buena parte del Noroeste argentino y Cuyo. La dominación duró apenas unos 70 años, pero dejó numerosos vestigios en nuestro territorio, como la Ciudacita, uno de los pocos ejemplos de arquitectura monumental puramente incaica al sur del lago Titicaca. Sus recintos comunitarios, plazas ceremoniales, viviendas, piedras sagradas y corrales suelen estar por encima de las nubes, como en un sitio mágico. Repartidos en dos conjuntos diferenciados, entre ellos corre una calzada de piedra laja de hasta tres metros de ancho: es el famoso Camino del Inca, que traspone las cumbres y se encuentra con la vía que llega hasta Chile a través del paso de San Francisco.
Los principales obstáculos para visitar Los Alisos siempre fueron su difícil acceso -el camino desde Alpachiri es una huella dibujada en el monte, y el ingreso aún exige vadear el río La Jaya- y su escasa infraesctructura. Sin embargo, esto parece estar cambiando: ya fueron adjudicadas las obras para pavimentar el camino y construir un puente -se espera que esté listo a principios de 2009-, y el próximo agosto comenzarán los trabajos para construir nuevos refugios en el Parque -en La Cascada y Las Juntas-, además del comedor de uso público que ya se está levantando en La Mesada. Los Alisos se prepara para ser, cada vez más, una meca para el turimo aventura y amantes de la naturaleza.
Datos útiles
COMO LLEGAR. De Buenos Aires hasta el ingreso al parque son 1.270 km por rutas 9, 157, 64, 38 y 330. Andes vuela a San Miguel de Tucumán desde $ 728 ida y vuelta. En bus, Chevallier tiene un servicio directo de Retiro a Concepción. Son unas 17 hs, y cuesta $ 148 ida. De allí, taxi o remís a Alpachiri.
DONDE ALOJARSE. Dentro del Parque hay un refugio de montaña y cinco sitios en los que se permite acampar (camping libre, sin servicios). En el pueblo de Alpachiri, a 12 km del Parque, hay combustible y almacenes. Hospedajes en Concepción, a 30 km.
EXCURSIONES. Consultar en administración del Parque por guías de cabalgatas o trekkings. Jerónimo Critto hace una cabalgata de 4 días ingresando por Catamarca (US$ 600, todo incluido, 03867-421-257), y Nuboselva organiza trekkings de 7 días desde Tucumán a Yokavil, El Tesoro de Alpachiri y el Parque ($ 2.010 p/persona base doble, y $ 1.465 base triple, www.nuboselva.com).
Tel (03865) 421-734.
[email protected] / www.parquesnacionales.gov.ar / www.tucumanturismo.gov.ar
CLARÍN
SUPLEMENTO VIAJES
18 DE MAYO DE 2008
http://www.clarin.com/suplementos/viajes/2008/05/18/v-01674404.htm
VIA boletinparques.blogspot.com