La Coipa (Segunda Parte)
Por Marcelo Scanu para NoticiasOutdoor.
La resolución de un problema geográfico
Antes de salir de expedición estuve estudiando la zona con Google Earth.
Había una diferencia entre la Hoja Topográfica Cazadero Grande 1:100 000 del IGM en cuanto a la ubicación de la Coipa. En una zona con varias cumbres, el IGM señalaba a una cima de 5134 msnm mientras recordaba que la gente del lugar señalaba otra más baja. Recordaba justamente este hecho pues la referida como la Coipa era puntiaguda y bonita contrastando con las de la región, redondeadas. Escribí en ese entonces en un informe: «Se resolvió un importante tema geográfico pues se ascendió la cima puntiaguda, de unos 5050 msnm, la cual es invariablemente señalada por todos los lugareños y conocedores como el Cerro de la Coipa. El IGM sin embargo señala una cima redondeada y para nada elegante, de unos 80 m más de altura, como el Cerro de la Coipa. Los lugareños desmienten esta afirmación y es lógico pues la cima bella y elegante, visible, es el centro de atracción en la zona de cimas redondeadas». Manuel confirmaba el nombre transmitido de generación en generación. Intercambiamos impresiones con Guillermo Almaraz quien es un conocedor de la zona. También el en algún momento se sintió interesado en ascender el cerro. Coincidimos en nuestras apreciaciones y justamente recalca un hecho a destacar, el cual había advertido en el lugar: La cumbre de 5134 msnm no se ve desde la base y cuando uno camina unos kilómetros y aparece, no hay visualmente modo de distinguir cual es la de mayor altitud.
Exploración y contratiempos
El sol siguió castigándonos, implacable. Pocas veces y por cortos instantes, alguna nube nos lo tapaba. Nuestro campamento no nos ofrecía ni siquiera un poco de alivio salvo estar debajo de una manta aluminizada traída al efecto. Varias veces he estado en la zona pero nunca con tanta radiación solar. Incluso con José Luis tuvimos una expedición dos semanas en la zona del Peinado y del Bertrand. La primera, en el campamento base del Peinado, logramos guarnecernos con al sombra proyectadas por las rocas y en pequeñas oquedades. Al moverse el sol, también lo hacíamos nosotros. La siguiente semana al pié del Bertrand, al estar alto y el clima bastante nublado y luego con tormenta pudimos salir airosos de tan brutal clima.
Optamos entonces por tratar de ignorarlo y emprendimos una caminata por los alrededores. El campo se notaba muy seco, con la vegetación falta de agua.
Sólo un pequeño hilo de agua quedaba de un otrora arroyuelo. Caminamos entrando en unas pequeñas quebradas. Zona de pumas, Joselo sentía una molesta sensación de estar siendo observado. Únicamente descubrimos algunas huellas de zorros y nada más. Intercambiamos opiniones sobre la ruta a tomar hacia la cumbre y poco después pudimos apreciar la cumbre más alta, mal llamada La Coipa en el mapa. Regresamos sobre nuestros pasos y en el hilito de agua aprovechamos para enfriar una gaseosa. Al llegar al campamento decidí terminar con la dieta impuesta por la altura y falta de aclimatación y me comí un locro en lata, el cual estaba excelente y me levantó el ánimo.
Joselo lo evitó, además de sufrir los males comunes a ambos incluidos la
insolación tenía la presión demasiado alta. Con la desaparición del sol
pudimos aliviarnos un poco y dio paso a una noche fresca, algo no tan común en estas alturas.
Con la llegada del nuevo día, el anteúltimo de la expedición y con expectativas de subir a la cumbre, me encontré con una desagradable sorpresa la cual abortó cualquier intento. Había desarrollado una tendinitis fuerte y molesta la cual apenas me dejaba mover por el campamento. Lamentablemente los medicamentos adecuados para el tratamiento estaban vencidos y rogando poder zafar de esta lesión desconocida para mí hasta entonces tuve que conformarme con unos analgésicos y un gel. El día siguiente, 27 de noviembre, era el final de la expedición. A la tarde nos vendrían a buscar por lo cual sólo restaba un intento en pos de la cima saliendo temprano a la mañana para tener suficiente tiempo y descender a la hora citada o un poco antes. Rogaba a Dios poder recuperarme sin embargo íntimamente sabía que esto era particularmente difícil de ocurrir. Para colmo Joselo seguía con la presión alta y no podría tampoco intentar la cumbre.
Afortunadamente el milagro ocurrió, poco a poco el dolor comenzó a ceder, los medicamentos hicieron efecto y el ánimo crecía rápidamente
proporcionalmente al decrecimiento del malestar. Intentaría llegar a donde pudiese, si era la cúspide del cerro, ¡mejor!
Hacia arriba y hacia abajo
Dormí bien, olvidándome de los momentos en los cuales no podía ni apoyar el talón. Preparé un frugal desayuno, incluso tomé un té de los yuyos de la zona y luego de despedirme de mi compañero enfilé hacia el filo Sur este.
Este tenía rocas y polvo volcánico, me hundía pero el terreno por lo menos tenía cierta firmeza. Con el fresco de la mañana, tenía ganas de moverme.
Pronto el campamento era un puntito, se distinguía un intrincado dibujo de diferentes trazas de huellas. Algunos pájaros salían de sus refugios en las grandes rocas donde protegidas de la dirección del viento predominante crecían plantas. Los guanacos que siempre observábamos desde el campo base y se movían durante el día se desplazaron a un filo paralelo para observarme ellos a mi. La atracción no les duró mucho, se retiraron luego de unos instantes. El talón no me molestaba y eso era alentador. Un poco más arriba, ya con el cansancio de unas horas de ascenso, el terreno cambió a un agotador acarreo de pequeñas piedras y lajas. Era cerca del mediodía y el sol no calentaba mucho por un persistente viento frío.
El infernal acarreo estaba minando mis fuerzas, cada vez descansaba más tratando de recuperar el ritmo. De a poco iba ganando altura pudiendo observar a lo lejos el Famatina y muchos cerritos multicolores en la zona.
Con el cansancio creciente y la presión de la llegada de la camioneta pensé en que quizás no llegaría a la cima. De todos modos proseguí y a las 2 de la tarde conseguí arribar a una zona donde el viento se hizo mucho más fuerte, deduje sería el acarreo final. Efectivamente, minutos después el terreno era plano pero no la cumbre, esta se encontraba no muy lejos en la planicie cumbrera. A las 14:45 finalmente lo logré. Mucho viento, podía observar en las cercanías la cumbre de 5134 msnm separada por un portezuelo y a lo lejos el Bonete y el Peñas Azules ya en territorio riojano. Unos instantes solamente duró la estadía, saqué unas pocas fotos y armé la pirca dejando el documento. A las 15 emprendí el descenso. Bajé por una línea paralela al ascenso, la cual era menos empinada, hasta que ambas se cruzaron. Habiendo superado la mitad del camino de regreso observé la camioneta, Miguel se adelantó una hora a la hora señalada. Pude observar como rápidamente levantaban las carpas y nuestras cosas. Llegué, me abracé con mis amigos festejando la nueva cumbre y a las 16:20 iniciamos la retirada pues nuestro amigo tenía una importante reunión en Fiambalá. A las 17:30 ya estábamos en la bella localidad, en dos horas y media mi maltrecha humanidad descendió 3550 metros (5050 msnm en la cumbre, 1500 msnm en Fiambalá). Esto sumada a la potabilidad algo dudosa del agua del lugar terminó por hacerme sentir bastante mal. Afortunadamente no duró mucho y luego de una cena decente todo volvió a la normalidad pudiendo iniciar el regreso al día siguiente. Al volver a Buenos Aires nos castigó duramente la tormenta. Ya extrañábamos las montañas y el desierto.
Este ascenso inició el Programa «200 años de Patria, más de 500 de montañismo» el cual busca homenajear el Bicentenario de la Argentina ascendiendo las montañas más altas de nuestro país pero especialmente efectuando primeros ascensos o rutas nuevas a cumbre y explorando zonas poco recorridas de nuestro vasto País. En nuestro próximo artículo le acercaremos más información y la posibilidad de participar en este evento.
Este ascenso hubiera sido imposible sin la colaboración de Magguy Acevedo y Miguel Carrizo. Ellos guían y/o apoyan con logística a los que quieran aventurarse a las montañas catamarqueñas. Pueden contactarse con ellos a través del autor de esta nota. Equipos Makalu (www.makalu.com.ar), lentes
Optitech (www.optitech.com.ar), botas Front Limit
(www.frontlimitbotas.com.ar).
Waypoints
Estos datos están tomados con el Sistema Campo Inchauspe por lo cual pueden ser trasladados a la hoja topográfica del IGM.
Campo Base
S 27º 38´ 08.8″ W 68º 15´ 34.8″
Camión abandonado
S 27º 37´ 36.2″ W 68º 14´41.2″
Puntos tomados durante el ascenso
S 27º 38´ 05.8″ W 68º 15´ 42.7″
S 27º 37´ 57.2″ W 68º 16´ 04.2″
S 27º 37´ 48.2″ W 68º 16´ 15.6″
S 27º 37´ 36.3″ W 68º 16´ 27.0″
Cumbre Cerro La Coipa
S 27º 37´ 21.1″ W 68º 16´ 36.2″
por Marcelo Scanu